El domingo es el Día de la Madre y es buen momento para echar la vista atrás y reflexionar sobre los cambios que se han producido en publicidad respecto al tratamiento de las mujeres, en especial de las madres.

 

Los anuncios han pasado de plasmar a una mujer o madre condescendiente y generosa en cuanto a tareas del hogar, a reflejar dos tipos de mujer: una madre que apoya psicológicamente a sus hijos, y otra que lo conoce todo y a la que es imposible mentir.
Si miramos diez años o más hacia atrás, los anuncios se dirigían a las amas de casa, recurriendo a sus anhelos de satisfacer a sus hijos o maridos, e incluso a la sensación de culpa.
Hoy en día, los anuncios que usan la imagen de la madre se dirigen a ella pero también al público en general, y lo hacen de manera humorística o afectiva.

Claro ejemplo de la tendencia humorística actual es el anuncio de la marca atún Calvo, al que sus creativos pusieron el insight: “A una madre no se le puede engañar”, de manera que intentan fortalecer la confianza en el producto.

Este mismo insight se utilizaba antes en un anuncio de Coca-Cola, que mostraba a una madre que no se creía los pretextos de su hija: entendía que su hija estaba enamorada.

La tendencia emocional se veía muy bien en el anuncio de Procter&Gamble con ocasión de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, que presentaba la compañía de las madres a lo largo de la carrera de sus hijos hasta que se transforman en grandes atletas.
Sin embargo, este cambio de imagen de las madres se enfrenta a un cambio en los estereotipos: aparición de la “madre todoterreno” a la que se le exige la “perfección”, en casa y en el trabajo, como podemos ver en un anuncio de Rexona.

El domingo es la ocasión perfecta para acordarnos de lo mucho que hacen nuestras madres por nosotros, y trabajar por que vivan como se merecen, pues nos han dado mucho.